Tenía una cuenta pendiente de la edición anterior y es que de aquella no pudimos hacer cumbre en el alto, así que me dije que este año tocaba subir.
No sé si recordáis del año pasado las características de la prueba, el nombre de ciclo-roteiro tiene que ver con las 3 modalidades en las que se puede tomar parte: bici de montaña, marcha senderista o carrera a pié. No es competitiva ni hay clasificación aunque todos nos llevamos para casa el trofeo de los paisajes vistos y la experiencia vivida (¿hay algo mejor?)
Los primeros en salir fueron los senderistas, pasadas las 10:30 de la mañana y una hora más tarde saldríamos nosotros junto con los ciclistas. La verdad es que corredores éramos pocos (no creo ni que llegáramos a 25) y no había mucho problema pero creo que para próximas ediciones sería mejor que cada modalidad tuviera su salida independiente.
La mañana estaba fresca y a la hora de nuestra salida el cielo empezó a cubrirse. Todo esto junto con unas predicciones meteorológicas nada claras (el día anterior incluso leí en algún medio que iba nevar por encima de los 1000 m) me hicieron dudar mucho sobre que ropa llevar. La elección fue bastante mala, salí demasiado abrigado y el cortavientos fue un incordio durante toda las ascensión. Contrariamente a lo que pensaba, al ir ganando altitud no sólo no descendía la Tª , sino que quizás aún aumentara ligeramente.
Los primeros metros eran por carretera, cuesta arriba hasta enlazar con el sendero. Luego el recorrido ya se metía por unas pistas muy húmedas y con bastante barro. Para nosotros era divertido ir saltando de piedra en piedra pero a los ciclistas ya los hacía echar pie a tierra y empujar las bicis.
En algunos sitios había algunos problemas de espacio pero con una buena actitud por parte de todos la cosa se iba llevando bien. Pasamos por 2 pequeños pueblos; Vilanova y Fontedoso, y en apenas un suspiro alcanzamos el km 5.
Si hay algo que se me hizo extraño hoy es que todo el mundo parecía conocerme, de vez en cuando me adelantaban ciclistas o algún corredor y me decían vamos Furacán, venga Furacán y cosas así. Supongo que sería por la crónica de esta prueba que hice el año pasado y que anda enlazada por los foros. Que cosas tiene esto de la web...
Seguimos avanzando en el recorrido y llegamos al primer avituallamiento en el km 5,5, ahí descubro que el crono se me había parado en los 26' con lo que me llevo la decepción de que al final no voy saber el tiempo que me va llevar la ruta. No es que sea algo muy importante pero...
Empiezan las primeras rampas importantes y en alguna ya toca caminar, el cortavientos ya me lo he quitado hace un rato y lo llevo atado a la cintura. Tengo algo de calor y me agobia todo.
Voy con otros 2 corredores y vamos a un ritmo bastante decente. Hoy no tenía pensado exprimirme demasiado, el objetivo era sumar kms y disfrutar del recorrido, ya habrá otras pruebas donde dejarse la piel.
Conforme se gana en altitud las vistas se hacen todavía más bonitas y la carrera resulta de lo más agradable. Las pistas por las que vamos son muy buenas para correr aunque para los puristas del trail quizá no sean de su agrado. De todas formas para mí son una gozada.
Siguen cayendo los kms y se acerca la mayor dificultad del día, un cortafuegos de un par de kms que lleva hasta la msima cumbre de San Mamede.
Antes un breve pero pronunciado descenso en el que al intentar guardar la botellita de un gel que me había tomado se me cae tanto la botellita como el cortavientos. ¡Vaya desastre!, para la próxima vez tendré que hacerme con una buena riñonera o algo.
Consigo frenarme pese a la inercia unos cuantos metros más abajo y retrocedo a recoger mis cosas. De ahí continúo ya andando a afrontar el cortafuegos mientras recoloco todo como puedo.
Decía Willy, uno de los organizadores, que era peor este cortafuegos que el de Penedos do Lobo. A mi no me lo pareció. Por supuesto era imposible correr (eso sólo lo daría hecho Elpidio y pocos más) pero se subía bien. Peor lo tenían los ciclistas para empujar sus máquinas montaña arriba, eso sí que era duro aunque por suerte no llovía.
Podéis fijaros en que todavía quedaba algo de nieve en los márgenes
Aproveché el ascenso para comerme una barrita y en cuanto me descuidé ya estaba arriba.
¡Olé! cima de San Mamede, km 11,1 de la ruta y 1615 m de altitud.
La leyenda cuenta que San Mamede construyó la primera ermita como lugar de oración ayudado de dos corzos salvajes que le llevaban las piedras. Sin embargo, uno de los corzos fue devorado por un lobo, y el monje, enojado, como castigo, puso al lobo a llevar piedras. Hoy en día San Mamede guarda la entrada al monasterio de Montederramo convertido en piedra.
Con estos pensamientos agarro un puñado de frutos secos e inicio el descenso. Precioso el tramo que nos lleva hasta el pluviómetro: paisaje espectacular, viento en la cara y una extraordinaria sensación de libertad.
Ahora si que agradezco el cortavientos. El descenso es fuerte pero se deja correr, hasta yo que soy un mal bajador. En algún momento imagino como debe ser bajar por ahí con la bici, para quien le guste la btt debe ser una gozada aunque yo me pregunto si sería capaz de bajar si caerme.
Pasada ya la parte de mayor desnivel nos devían a otra pista a la izquierda donde Willy nos dice que a 500 m está el km 15 (los 500 m más largos de la historia jejeje).
El contraste entre el descenso y el "casi-llano" se nota en las piernas que se empiezan a quejar aunque al final parece que se vuelven a adaptar al terreno. El entorno es magnífico y en esos kms la ruta atraviesa bonitos bosques, si bien en mi mente perviven todavía las imágenes del año anterior donde todo estaba cubierto de un gran manto blanco.
Llego ya al siguiente avituallamiento, km 17,5, la verdad es que me parece que llevo recorridos muchos más. Desde ahí al km 21 el terreno pica hacia arriba y se hace duro, más cuando piensas que todavía restan 12 kms para llegar.
Decido no dejar de correr e intentar encontrar un buen ritmo como el año pasado, otro trago de gel y una barrita ayudan, y así aguanto bien hasta el fin de la subida en el km 21, Campo de Casar.
A partir de ahí descenso fácil y sólo habría que afrontar un pequeño repecho (pero matón) en el km 26.
Pese a que el ritmo no era muy alto y me encontraba con bastantes fuerzas, desde el km 20 aproximadamente empecé a tener algunos problemas musculares; amagos de calambres en los aductores (por lo que se ve mi punto débil). Intenté relajar todo lo que pude y descendiendo no tenía grandes problemas aunque me fastidia un poco que me vuelvan aparecer síntomas de calambres siempre en los mismos músculos.
Llego sin problema al cartel del km 25 y ya se ve actividad humana; unas vacas me observan a pocos metros con cara de preguntarse porqué pasa tanta gente hoy por ahí. A lo lejos se observa un grupo de casas y se intuye que la pista va directa hacia ellas, se trata del repecho de San Cosme, no muy pronunciado pero que me resulta imposible subirlo corriendo tras llevar las patas acostumbradas al descenso. Toca pues caminar unos metros pero al final hasta se agradecen ya que llevaba 15 kms seguidos sin apenas dejar de correr.
Una vez en el alto me pongo a trotar de nuevo dispuesto a afrontar los últimos kms. La parte final es absolutamente matadora, esos 3 kms de bajada por asfalto hace que me duelan los pies y maldiga el asfalto aunque por suerte se pasan pronto.
Llego ya al monasterio y de este modo la ruta se ha acabado. Por desgracia llego solo y no puedo preguntarle a nadie el tiempo para saber cuanto he tardado, el crono marca 2h56' y por la hora yo calculo que estaría parado en torno no mucho más de 10' ya que salimos con retraso... 3h06', 3h07'... tanto da, el caso es que allá fueron 29,765 m (que precisión jajaja) más para el cuerpo.
Luego de la carrera mini-ducha (apenas salía un minúsculo chorro de agua) y comida en el interior del monasterio con una bica muy rica, todo muy bien. Una prueba muy recomendable.
La zona está muy bien, hay rutas marcadas para hacer senderismo, bici o entrenar por monte. En bici de carretera supongo que también se podrían organizar rutas espectaculares yendo hacia la zona de Chandrexa de Queixa y Manzaneda... Así que ya sabéis, para los que buscáis un buen destino de vacaciones poco masificado, tranquilo, con monumentos que ver y os guste el deporte el sitio es ideal.
¡Hasta la próxima!